Eu sei ue ninguém vai ter saco de ler...

Mas o blog é meu, e ADORO este homem!

"… Cuando el entorno que nos rodea cobra una importancia opresora se crea una tensión que conforma nuestras sensaciones. El mundo acuático, extremadamente bello y extremadamente desconocido, es -al igual que el espacio- un ambiente inhóspito para el hombre, imposible su supervivencia en él, nos convertimos en espectadores privilegiados y asombrados gracias a la tecnología y a la imaginación. Sin embargo, un mundo lleno de colores se oscurece paulatinamente frente a nuestros ojos, esas formas atrayentes se convierten en amenazas latentes. La confusión es total, estamos observando un mundo surrealista en el que las apariencias y la realidad no encajan en nuestro conocimiento previo. Las imágenes exteriores se conforman a imagen y semejanza de nuestros miedos y deseos interiores, la belleza de una sombra nos hace creer en cuerpos y en pájaros imposibles. Cómo la proximidad de lo real y lo fantástico llegan a crear un único mundo es algo mágico. Pero en esta magia no está ausente el horror, esa sensación de peligro que el silencio y la penumbra inevitablemente facilitan.

Cuando observamos estas imágenes, encerradas detrás del vidrio de unas peceras que se han transformado en cuadros de una exposición, nos convertimos en visitantes de un acuario imaginario que se ha trasladado de lugar. Las urnas de cristal, transparentes, siguen conteniendo los mismos habitantes, pero éstos se han transformado en sombra de sí mismos. Es nuestra mirada, la mirada del fotógrafo, la que los ha convertido en el reflejo de nuestro propio mundo abisal, es una recuperación del lado de sombra que todos guardamos en una memoria ancestral. La distorsión de las imágenes no es más artificial que el silencio que rodea una historia soñada, el color no es asociable con otros,. las formas, los cuerpos, no son reconocibles como no pueden serlo las voces que se emiten a una velocidad y a un volumen diferente al habitual. Sin duda estas mismas formas proceden de cuerpos reales y reconocibles, amables y conocidos, igual que nuestros temores y nuestras pesadillas provienen de nuestros anhelos y de nuestros mejores sueños.

Posiblemente el silencio absoluto no existe, pero estas imágenes nos acercan lo más posible a ese lugar inexistente".

Manel Esclusa